Gatito regalo de la convocante de esta semana.
GRACIAS, Charo!!! :)
Aquella relación no daba para más, así que decidieron dejar de vivir juntos y repartirse todo lo que tenían en común, cosa que hicieron de manera equitativa. Sólo les supuso un ligero inconveniente el tema de la mascota. Tras una acalorada discusión, finalmente llegaron a un acuerdo: él se desharía del cadáver, mientras que ella limpiaría la sangre del serrucho y del suelo.
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Ni uno ni otro querían al gato.
ResponderEliminarLastima de mascota, que había sabido suplir los deberes maritales de él y que tan buenos ratos había hecho pasar a ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Tracy. :(
ResponderEliminarBesos.
Juan, este relato no es continuación del anterior. ;)
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana. :)
Parece un relato de Teresa Oteo.
ResponderEliminarPobre mascota.
Ainssss! eso dolió! Pero haya gente para todo, habría que serrucharlos a ellos!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Noooooooooooo!!!!!
ResponderEliminarTerrible!
Es cierto que hay personajes siniestros.
Bien logrado, me dio una bronca.....
Un abrazote :)
Los estragos del desamor.
ResponderEliminarBesos
Digo yo si no hubiera sido menos traumático llevarlo a una asociación protectora de animales, pero ciertamente no se puede concebir animalada mayor, menos mal que no era un hijo pequeño el tercero en discordia. ¡¡¡BESTIAS!!!.
ResponderEliminarMagnífica y terrorífica aportación.
Un abrazo.
Por qué tendrían una mascota?
ResponderEliminarBesos.
Pobre mascota :'(
ResponderEliminarPobre mascota! Vaya forma de pagarle el cariño que seguro que les dio.
ResponderEliminarGracias por tu doble colaboración, yo también te hice doble regalo!
Besos
Ja, ja, qué bueno el comentario de Juan, pensándolo bien, si que podría ser la continuación del otro relato no???
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