Decidió faltar a clase para disfrutar del primer día de sol primaveral. Encendió un cigarrillo y se recostó sobre la enorme rueda de goma que hacía de base de uno de los columpios del parque de juegos, que estaba desierto a esas horas. Su larga cabellera castaña bailaba rozando el asfalto al compás del movimiento oscilante del suave balanceo, al tiempo que su falda de colegiala se iba remangando poco a poco dejando al descubierto sus púberes muslos.
Cerró los ojos y se centró en adivinar cada uno de los sonidos de la naturaleza que iba percibiendo: el dulce trinar de los pájaros posados sobre las ramas de los árboles, el peculiar e incesante canto de un grillo, el relajante chapoteo del agua de la fuente... Solo se le resistió un sonido. Imaginó que se trataría de algún pequeño animal zarandeando con descuido las tiernas hojas de los setos del jardín cercano.
El voyeur procuró ahogar los gemidos mientras se corría.
El voyeur procuró ahogar los gemidos mientras se corría.
***Más relatos sobre sonidos primaverales en casa de Gus:
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jejeje...suerte que logró ahogarlos!...hubiese arruinado el dulce concierto de la primavera!
ResponderEliminar=)
bárvaro
ResponderEliminarLa primavera provoca esas emociones también.
ResponderEliminarUn sonido propio de la primavera que la sangre altera.
ResponderEliminarLa eclosión vital de la primavera, en este caso echada a perder.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con la primavera todo se alborota! ;)
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Los normales, los previsibles, son además de habituales, los más aburridos.
ResponderEliminarEsta, al menos tiene sonido nuevo.
Renovarse o morir.
Besos
Nunca falta en primavera algún que otro exitado. Bien dicen que es la estación en que los hombres se ponen más cachondos.
ResponderEliminarUn beso!
La primavera en todas sus manifestaciones.
ResponderEliminarsaludos
La primavera en todas sus manifestaciones.
ResponderEliminarsaludos
Imagen sugerente a la que un pobre diablo le resultó difícil, muy difícil resistirse, tanto que ni lo intentó siquiera. Se dejó llevar haciendo bueno el refrán de que la primavera, la sangre altera. Bueno, exactamente la primavera no fué la única culpable.
ResponderEliminarUn abrazo.