Él me ponía los cuernos. A mí me crecieron un palmo las pestañas. Él me ponía los cuernos. De la noche a la mañana me fue concedido un buen par de tetas, con sendos pezones de almendra. Él me ponía los cuernos. Las piernas se me broncearon solas. Aquella zorra lo abandonó y entonces él volvió a pedirme perdón con un horrible ramo de flores en la mano. Asentí comprensiva, me fui al dormitorio y empecé a hacer la maleta.
PATRICIA ESTEBAN ERLÉS, «Efecto mariposa»,
Casa de muñecas (ilustrado por Sara Morante), ed. Páginas de Espuma, Madrid, 2012.
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