Él me ponía los cuernos. A mí me crecieron un palmo las pestañas. Él me ponía los cuernos. De la noche a la mañana me fue concedido un buen par de tetas, con sendos pezones de almendra. Él me ponía los cuernos. Las piernas se me broncearon solas. Aquella zorra lo abandonó y entonces él volvió a pedirme perdón con un horrible ramo de flores en la mano. Asentí comprensiva, me fui al dormitorio y empecé a hacer la maleta.
PATRICIA ESTEBAN ERLÉS, «Efecto mariposa», Casa de muñecas (ilustrado por Sara Morante), ed. Páginas de Espuma, Madrid, 2012.
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Parece que estará bien el libro este, al principio de leer me asusté por si era algo que te había pasado a tí jajajaj. Besos, amiga.
ResponderEliminarsi se hubieran reunido los tres, quizás todo habría sido más divertido. Sin engaños, no caben los desengaños.
ResponderEliminarFunciona el "efecto mariposa", la maleta y dentro los cuernos, el ramo feo y la canallada oportuna, fuera tetas el bronceado y adiós buenas, la maleta la dejaría en el viejo resentimiento, mejor viajar ligera de equipaje.
ResponderEliminarBesoooooooooooo.
Un efecto prodigioso. Felicito a la autora!
ResponderEliminarBesosss