a la que Teresa Cameselle ya invitó a participar hace un año.
En esta ocasión, la temática que propone tiene que ver con algo que, según ciertos vaticinios, se producirá este mismo año:
EL FIN DEL MUNDO.
Manuel nunca había creído en esas cosas. Sin embargo, la reportera del telediario matinal acababa de anunciar con semblante preocupado la más que segura llegada del fin del mundo para las ocho menos cuarto de la tarde de aquel 21 de diciembre de 2012. No sabía conducir, así que hizo todo lo posible por encontrar un medio de transporte que le llevara rápidamente a la ciudad donde vivía Sara. Ya no había pasajes de tren ni de avión en ningún lado, y los pocos billetes de autobús que quedaban para ese día sólo podían adquirirse a las afueras de la estación a precio de escándalo. Tuvo la suerte de conseguir uno de los últimos. Sin embargo, le dejaría allí justo una hora antes de la hecatombe. Daba igual. Quería llegar a toda costa al encuentro con su ciber-ligue.
Se habían visto por webcam diariamente durante las últimas semanas, aunque nunca en persona. Ambos se atraían, e incluso habían practicado sexo cibernético en un par de ocasiones. Ahora que conocían su fatídico destino, decidieron por teléfono encontrarse ese mismo día y morir haciendo el amor en casa de Sara, que estaba a tres manzanas de la estación.
El autobús venía ya con veinte minutos de retraso desde su lugar de origen así que, con total seguridad, Manuel llegaría más tarde de lo previsto. Para cuando arribó a su destino tan sólo quedaba algo menos de media hora para el tan temido final. A pesar del caos en las dársenas, se reconocieron enseguida. Tras darse una buena cantidad de abrazos y efusivos besos, como sabían que ya no les daba tiempo a llegar a casa de ella, decidieron ir corriendo al primer aseo que encontraran para consumar la pasión que había nacido entre ambos durante cuatro intensos meses de chat. Tras unos minutos de caricias previas en aquel incómodo lugar y ya desnudos de cintura para abajo, la chica dice sofocada:
—¿No te vas a poner un preservativo, Manuel?
—No tengo preservativos aquí, Sara. Creía que los ibas a traer tú.
—¡Oh, no! Yo no he traído tampoco. Los tenía preparados en casa.
—¡Mierda!
—¿Y ahora qué hacemos?
—Bueno, da igual. Si vamos a morir, ya no importará si no usamos protección.
—¿Y ahora qué hacemos?
—Bueno, da igual. Si vamos a morir, ya no importará si no usamos protección.
Tanto uno como el otro alcanzaron el clímax unos minutos antes de la hora del Apocalipsis. Nueve meses después Sara dio a luz a una preciosa niña, a quien decidió llamar Maya. Se hizo muy popular ese nombre entre las niñas nacidas en esas fechas...
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El fin del mundo, desde que tengo uso de razón he escuchado eso, creo que a cada uno se nos termina, pero de haí no pasa, es un buen relato, hablas de un amor virtual llevado a la realidad y me quedé con la duda de si siguieron juntos?, aunque me inclino por un no :)
ResponderEliminarBuen relato niña, besos
Un fin de fiesta apoteósico, con regalo Maya incluido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que buenooooo!!!!!!! me has sorprendido, tienes madera de escritora de las buenas, sabes que siempre te lo digo. Besotessss.
ResponderEliminarjajajaj...ya me extrañaba que los choferes de autobus, los que seguían vendiendo pasajes y demás no se mostraban tan desesperados!...qué negocio redondo hicieron! ajjaja...tan redondo como lo fue la panza de Sara, seguramente! jejeje
ResponderEliminarEl desenlace final lo dejo para vuestras mentes, AME. ^_^
ResponderEliminarJAJAJAJA... Menudo "regalito", eh, SAN?
LOLI, a ti te digo en mayúsculas, negrita y con exclamaciones: GRACIAS!!! :)
Uysssss, NEO!!! Gracias a tu comentario me acabo de dar cuenta de que había puesto dos nombres diferentes a la prota del relato. Ya lo he cambiado.
;)
BESO GRANDE para todas y, si estáis disfrutando de este puente, que lo paséis requetebien.
BUENISIMO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarjaja te felicito.
Es verdad, el mundo se se esta acabando desde desde que hemos nacido jaja entonces que mejor que acabar nosotros en este mundo no?
jajaja
Me hiciste reír mucho.
Besos para ti con mucho cariño.
mar
Genial, y con sello propio, es decir, reflexivo, divertido y elegante.
ResponderEliminarBesos.
Un buen relato y una buena forma de acabar el fin del mundo.Saludos.
ResponderEliminarJajaja, pero que buenoo,jajaja ¡me encanta! :), por cierto el nombre de Maya, me gusta
ResponderEliminarUn abrazo
Lola
Si es que ni el anuncio del fin del mundo nos debe privar de tomar las precauciones más elementales. Me ha encantado tu visión amatoria del fin del mundo y el alusivo nombre que al parecer abundó por esas fechas para las niñas fruto de una "última noche" de pasión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha encantado el relato. Enhorabuena. Una sonrisa no tiene precio, muchas gracias. De veras que si va a llegar el fin del mundo que se nos avise con tiempo para recordarles a mis dos hijos que no anden con tonterias y que no se olviden los preservativos ja,ja,ja. A mí me encantaría acabar con una Maya en los brazos pero creo que eso sería un milagro.
ResponderEliminarSaludos.
Usted no merece más que rosas...¡de escritor a escritora!
ResponderEliminarJajajaja. muy bueno.
ResponderEliminarLa idea de afrontar así el fin del mundo me recuerda el videclip del tema Dancing wirh tears in my eyes, de Ultravoz. Bueno, en el video bailaban (metafórico, imagino).
Besos.
¡Me encanta! Descreído y con final de sonrisa. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno en realidad fue un cierre de etapas más que fin del mundo, un nuevo mundo de pañales y mamaderas le espera a Sara.
ResponderEliminarMuy buen relato, me divirtió!!!
Un beso.
¡Bravo! Me ha encantado. No hay como tomarse a broma las profecías, si encima le añades ese toque sexy y ese final redondo, es para sacarse el sombrero.
ResponderEliminarGracias por participar ¡
Si es que tengo una madre postiza que es un genio!
ResponderEliminarBesos!
Pd. Ensayo de desenlace.
Tras la apariencia de fin del mundo, nacieron muchas Mayas y ellas abrieron en la vía única, otros caminos, no por secundarios menos apasionantes de vivir.
Parece manido lo que voy a decir, pero suele pasar. Basta que tengas una expectativa para que se tuerza.
ResponderEliminarEn esto del fin del mundo tampoco creo. Una delicatessen de relato.
Un abrazo.
Buenísimo!! No sé si a loa varones los llamarán Andrés, porque no vino...:-) Abrazo!
ResponderEliminarGenial *L*, hay que aprovechar por si el apocalipsis, y mejor morir así que de puro tembleque, que les quiten lo gozado y a gozar de esa criaturita Maya, nombre de bruja y de diosa romana, hija del último día...habrá otros para ella, para él y la niña, dalo por hecho.
ResponderEliminarEspléndido relato, te has lucido y mucho, felicitaciones retrasadas, acabo de llegar, nos vemos, besitoooooooo.
¿SABÉIS UNA COSA?
ResponderEliminarME HABÉIS HECHO FELIZ CON VUESTROS COMENTARIOS. :)
GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!
¡BESO GRANDOTE!
Ahíii, no conocía este blog. Así que me quedo por aquí mi querida L.
ResponderEliminarBesitos
Tu si que eres una caja de sorpresas... y muy agradable;)
ResponderEliminarFelicitaciones "L" Besote
Que buena historia. Es la mejor manera de pasar un fin del mundo, real o ficticio.
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