—Esa mujer es un volcán al borde de la erupción, con una libido de magma ígneo y un corazón de santa —dijo, relamiéndose—. Por establecer un paralelismo veraz, me recuerda a mi mulatita en La Habana, que era una santera muy devota. Pero, como en el fondo soy un caballero de los de antes, no me aprovecho, y con un casto beso en la mejilla me conformé. Porque yo no tengo prisa, ¿sabe? Lo bueno se hace esperar. Hay pardillos por ahí que se creen que si le ponen la mano en el culo a una mujer y ella no se queja, ya la tienen en el bote. Aprendices. El corazón de la hembra es un laberinto de sutilezas que desafía la mente cerril de varón trapacero. Si quiere usted de verdad poseer a una mujer, tiene que pensar como ella, y lo primero es ganarse su alma. El resto, el dulce envoltorio mullido que le pierde a uno el sentido y la virtud, viene por añadidura.
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Esto es absolutamente cierto.
ResponderEliminarLa Sombra del viento es mi libro favorito desde...bueno, una historia larga de contar que algún día, si viene a pelo, te la contaré, solo decirte que el argumento y el suspense de la trama es ideal para enganchar a un niño curioso.
Besotes.
Y se cuenta en la novela cómo consiguió un templado así el caballero de antes? Cada día hay que trabajar más duro.
ResponderEliminarBesossss *L*!
Si no lo olvidaran, si no lo olvidara...
ResponderEliminarAbrazos muchos
Y es que en realidad, así termina siendo casi siempre...
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