V
A consentir al fin en su porfía
A consentir al fin en su porfía
Vino una dama con su enamorado,Porque por su nariz hubo juzgado
Que tanto á buena cuenta metería.
Mas al revés salió su profecía,
Porque él tenía poco, ella sobrado;
De suerte que él quedaba tan holgado
Que no sintió si entraba ó si salía.
La dama mal contenta dijo: « ¡Ay triste!
¡Cuán mentirosa la nariz ha sido! »
Mas él le replicó como hombre diestro:
—«Ese defecto, amiga, no os contriste,
Que si mi gran nariz os ha mentido
A fé que ha dicho la verdad lo vuestro.»
Cancionero moderno de obras alegres. Londres, H. W. Spiriutal,1875. Publicado en edición facsímil, Madrid. Visor Libros. 1985
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Jejee¡ parece un pepino¡
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