***Fernando Vicente nos invita este viernes en su blog (CLICK) a escribir alguna historia a partir de esta cuestión: "todos tenemos dos caras. ¿O no?". La fotografía es de Laura Ferreira:
De puertas para afuera él se mostraba como un cabrón en toda regla: arisco, intratable, déspota con sus empleados e incluso violento, cuando algo le enfadaba. Ella, por el contrario, era dulce hasta el empalago, afable, y tan bondadosa que uno podría imaginar que cualquier día le acabarían saliendo alas.
Todo el mundo se compadecía de esa chica. Todos, menos él y su médico de familia cada vez que le recetaba el antiinflamatorio para los hematomas que le causaba ella con la fusta.
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— © Laura Ferreira —
HAZ Y ENVÉS
De puertas para afuera él se mostraba como un cabrón en toda regla: arisco, intratable, déspota con sus empleados e incluso violento, cuando algo le enfadaba. Ella, por el contrario, era dulce hasta el empalago, afable, y tan bondadosa que uno podría imaginar que cualquier día le acabarían saliendo alas.
Todo el mundo se compadecía de esa chica. Todos, menos él y su médico de familia cada vez que le recetaba el antiinflamatorio para los hematomas que le causaba ella con la fusta.
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Una delicia a la que suelo acercarme a husmear
ResponderEliminarUna delicia a la que suelo asomarme para espiar de vez en cuando
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Eliminar:)
Un beso, Arantza.
Y ella resultó ser un ángel, un ángel oscuro.
ResponderEliminarBesos.