*** He escogido de entre las dos imágenes que proponía en su entrada quien convocaba esta vez el relato juevero (más abajo especifico de quién se trata) esta otra. Ya os daréis cuenta del porqué.
Su sueño siempre había sido el de ser madre. Más que un sueño, lo sentía casi como una necesidad. Al principio consideraba ese sueño como algo egoísta. Y, por otro lado, en los tiempos que corren ¿a quién se le ocurre traer una criatura al mundo? Claro que, todos los tiempos son malos y, si lo llegaba a pensar mucho, a lo mejor de ese modo nunca sería el momento adecuado para concebir un hijo. Su pareja, sin embargo, no quería niños. Los hijos -decía siempre- quitaban libertad y añadían problemas. Así estaban mejor. "¿Te imaginas que estamos haciendo el amor y se pone a llorar, nos pide agua, o se levanta y nos pilla desnudos en la cama?" Ésa era su argumentación recurrente, y ella la acataba con resignación pues seguía enamorada de él como desde el primer día.
Con el transcurrir de los años consiguió sentirse cómoda con la vida que llevaban: dos viajes intercontinentales al año, un fin de semana al mes en la casita de la montaña, cenas, fiestas, un ropero de película repleto de vestidos y zapatos de marca... Sus amigas, con las que tomaba café de vez en cuando, envidiaban esa maravillosa vida que llevaba. Alejandra, sin embargo, habría pagado por cambiarse por cualquiera de ellas: Tere siempre nerviosa y pendiente del móvil pues para salir a tomar algo debía dejar a sus tres hijos al cargo de una canguro; Daniela, más tranquila, pues su marido se desvivía por Pablo y Silvia, sus mellizos, pasaba todo el tiempo posible que no le robaba su trabajo con ellos y sabía que sólo la llamaría en caso de urgencia médica; lo de Mercedes era distinto. Ella era mamá adoptiva monoparental y su morenita (así es como llamaba a su pequeña y revoltosa etiopí) se había quedado al cuidado de la abuela, que adoraba tanto a la hija como a la nieta.
Siempre había tenido precauciones para no quedarse encinta. Tomaba la píldora a pesar de haber sobrepasado los treinta y cinco años de edad que aconsejan como límite de ingesta de tal medicamento según el prospecto. No entendía por qué esta vez se retrasaba su menstruación siendo tan puntual como lo era siempre. ¿Estaría premenopáusica? Acudió a su médico de cabecera. Allí le dieron un vasito con una mini-probeta para que orinara y, de ese modo, descartar un posible embarazo. Ella les contó que tuvo gastroenteritis unas semanas antes, y que a lo mejor en una de las vomitonas... Cuando le dijeron que el resultado era positivo, ella esbozó una gran sonrisa, se le aceleró el pulso y por un momento dio gracias al cielo. Su sueño de ser madre iba a hacerse realidad.
Tras salir del centro de salud se acercó a un supermercado y, junto con los ingredientes necesarios para una cena especial, compró un chupete. Lo escondería entre la figurita originada tras doblar de manera especial la servilleta que decoraría el plato de su chico. Sería un plan perfecto. Por desgracia, ese plan no salió como ella esperaba. Él, tras encontrar la sorpresa y recibir la noticia, lo único que dijo fue: "si me sigues queriendo, deshazte de él". El mazazo para ella fue tremendo. Debía elegir entre su gran amor y la comodidad de la vida que llevaba, con tanto lujo y tanto desahogo, o la criatura que llevaba en su interior. En ese momento la balanza se inclinó hacia lo más seguro. Abortaría y más adelante, cuando consiguiera convencerle, ya alcanzaría su ansiado sueño. Sin embargo, ese día nunca llegó. Él le pidió el divorcio año y medio después de aquella cena. Se había enamorado de una azafata de vuelo quince años menor que ella.
Tras salir del centro de salud se acercó a un supermercado y, junto con los ingredientes necesarios para una cena especial, compró un chupete. Lo escondería entre la figurita originada tras doblar de manera especial la servilleta que decoraría el plato de su chico. Sería un plan perfecto. Por desgracia, ese plan no salió como ella esperaba. Él, tras encontrar la sorpresa y recibir la noticia, lo único que dijo fue: "si me sigues queriendo, deshazte de él". El mazazo para ella fue tremendo. Debía elegir entre su gran amor y la comodidad de la vida que llevaba, con tanto lujo y tanto desahogo, o la criatura que llevaba en su interior. En ese momento la balanza se inclinó hacia lo más seguro. Abortaría y más adelante, cuando consiguiera convencerle, ya alcanzaría su ansiado sueño. Sin embargo, ese día nunca llegó. Él le pidió el divorcio año y medio después de aquella cena. Se había enamorado de una azafata de vuelo quince años menor que ella.
Alejandra no volvió a rehacer su vida sentimental. Su corazón había quedado hecho añicos y a su edad no esperaba encontrar al príncipe azul que quisiera compartir con ella su camino y su anhelo de ser madre. Hoy, a sus cincuenta y dos años, no se puede quejar de la vida que lleva. Continúa reuniéndose con sus amigas para tomar café y, mientras ellas le hablan de los avances estudiantiles de los más mayores de sus hijos y de las trastadas de los más pequeños, Alejandra les cuenta lo precioso que está su nuevo gato y lo cariñoso que es. No se cumplirá jamás su sueño, aunque encontró de algún modo un sucedáneo al que dar todo el amor que guardaba dentro.
Mirad qué imagen más bonita
ha personalizado Tere para mí:
GRACIAS!!!!!!!
:)
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Madie debe renunciar a sus sueños por nada ni por nadie.
ResponderEliminarUn sueño roto, que nunca se cumplió, debió hacer caso a su corazón...
ResponderEliminarAunque reconozco que cuando hablabas de los viajes, las cenas y el ropero me daba una envidia jejeje
Me alegra que hayas compartido tu sueño conmigo.
Muchos besos y felices fiestas!!!
Los sueños no se convierten en realidad porque, a los sueños, la realidad les da un poquito de asco.
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ResponderEliminarHistoria completamente realista y muy bien contada. Siempre lo primero es y debe ser defender la vida, lo demás es secundario. Besos.
No debía de haber renunciado a su sueño, y él si la quería que se aguantara; pero las mujeres por un hombre a veces somos tontas y nos dejamos llevar por la pasión, y cuando esta acaba, tararí que te vi.
ResponderEliminarUn abrazo
solo se que lo mas importante y bonito que hay en mi vida,y por quien lo doy y dare todo son mis hijas.......
ResponderEliminarBesos.
Que personaje nefasto. La mujer no debió acatar el ultimatum, su error fue preferir las comodidades a su sueño. Tal vez por eso no se recuperó.
ResponderEliminarNo debemos renunciar a los sueños por nada ni por nadie. Máxime cuando ese sueño es el sueño de una nueva vida. Algo irrenunciable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siento llegar tan tarde, es una historia tristemente familiar,¿verdad?, de la que no puedo emitir juicio alguno. Desde mi particular percepción siento que tenemos lo que nos merecemos o lo que nos hemos ganado a pulso, aunque no nos demos cuenta y prefiramos echar balones fuera. Normalmente el jardín ajeno parece siempre más verde que el propio.
ResponderEliminarSoy madre y es una experiencia "multidisciplinar", solo se que desde entonces los niños me gustan mucho menos ... y mira que algunos son lindos. Bsss y felices días.
Ella tenía un sueño que nunca logró conseguir, solo disfrazar. Y el amor de su vida, pricipal handicap para lograr ese sueño esperado la dejó por otra.
ResponderEliminarElla se equivocó claramente, siempre lo lamentará, pero es verdad que muchas veces el amor es tan ciego, tan sordo y es tan engañizo que no deja ver algo tan obvio como que el sueño más intenso y humano de uno mismo, no debe de confundirse con el materialista e interesado compartido.
Me ha parecido una buena historia pero muy triste.
Un abrazo
Un relato sobre los sueños muy particular, pues arrastra consigo otros componentes de seria importancia. Lo que decidió hacer y no hizo, ya no es tema de discusión, midió mal y se equivocó.
ResponderEliminarNos has hecho participar en la trama y lógicamente tomar partido.
Un beso
Un sueño postergado para contentar al otro que irremediablemente también la dejó sin sueños.
ResponderEliminarUna historia triste, donde la toma de decisiones marca una vida.
Un abrazo enorme.
Un sueño y un deseo, le dijo si me amas...ella bien podia haber respondido y si tu me amas a mi...
ResponderEliminarCon este texto nos has metido de lleno en la historia y como dice Alfredo haces que tomemos partido, yo lo hice.
Un abrazo *L*, espero que ya todo bien y recuperada.
Te deseo un año lleno de cosas buenas.