ROSA MONTERO - La hija del caníbal





(Fotograma de la película "El rey león")




El cielo, si es que existe, debe de ser un instante de sexo congelado. Hablo del sexo con amor, del apasionado encuentro con el otro. Si el sexo fuera una cuestión puramente carnal, no necesitaríamos a nadie: quién nos iba a atender mejor en nuestras necesidades que nuestra propia mano, quién nos iba a conocer y querer más que esos cinco deditos aplicados. Si el onanismo no nos es suficiente es porque el sexo es otra cosa. Es salir de ti mismo. Es detener el tiempo. El sexo es un acto sobrehumano: la única ocasión en la que vencemos a la muerte. Fundidos con el otro y con el Todo, somos por un instante eternos e infinitos, polvo de estrellas y pata de cangrejo, magma incandescente y grano de azúcar. El cielo, si es que existe, sólo puede ser eso.




Rosa Montero, La hija del caníbal, Espasa-Calpe, 2003.
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3 comentarios:

  1. No creo que se pueda explicar mejor.

    Por eso a aquello le llaman así: La Petite Mort...

    Beso

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  2. Ha vuelto a impresionarme, al igual que cuando lo leí por vez primera.
    Un abrazo y gracias por recordarlo.

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  3. El sexo es como desconectarte de la vida, tocar el cielo con las manos y luego descender lentamente disfrutando del paisaje.

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