________ Jueves de Relato________ Bailar❊Amar❊Ver❊Soñar❊Morir
***NOTA PRE-RELATO:
He escrito este relato llorando a moco tendido.
La doble dedicatoria post-relato tiene mucho que ver con ello.
La doble dedicatoria post-relato tiene mucho que ver con ello.
Van en color fucsia los verbos que se nos pide que utilicemos.
No podía pagar la multa que le pondrían si se enteraban. Justo había pasado la cuarentena. Ya no corría peligro de desangrarse. Eso es lo que pensaba mientras él la llevaba hacia un callejón oscuro. Comenzó a sobarla sin miramientos. Ella apartó el rostro tras recibir el primer lametazo de su hedionda lengua. Con sus rudas manos la giró con violencia colocándola cara a la pared, levantó su falda y tiró hacia abajo de sus bragas. Se desabrochó el pantalón con el ansia de un animal en celo y la penetró con fuerza. Cuando terminó, sacó de su bolsillo unos cuantos yuanes y los arrojó al suelo mientras la llamaba "puta". Ella no se dio la vuelta para mirarle. Tan sólo se agachó avergonzada para recoger el dinero, se acomodó la ropa con rapidez y se fue corriendo a casa, donde le esperaban sus mellizos: un niño y una niña. Sin pausa, cogió una esponja, un pañal, tomó en brazos a su pequeña y volvió a salir por la puerta. Se detuvo en la tienda donde había visto aquel trajecito de algodón color amarillo y lo compró con el dinero le había dado aquel hombre. Después se dirigó hacia el camino que llevaba hasta el enorme edificio de telecomunicaciones. Había pasado por allí otras veces. Sabía que era un lugar transitado y que alguien la vería y se la llevaría. No quería dejarla -como a veces dejaban a otras- abandonada completamente desnuda dentro de una caja en algún lugar apartado. Ella estaría bonita, abrigada, y alguien la encontraría y se la llevaría consigo, sí. El color de aquella ropa atraería a algún transeúnte. Se sentó en el suelo, sacó uno de sus pechos y se lo ofreció a la niña. Cuando vio que se había saciado, la colocó junto a su hombro para que expulsara los aires y después la cambió. Estaba preciosa. Antes de despedirse de su hija comiéndosela a besos, la volvió a coger, se puso en pie, la abrazó con suavidad y comenzó a bailar con ella al tiempo que le cantaba la canción del Ma Ma Hao. No podía parar de llorar pensando en que iba a morir sin volver a verla, a tocarla, a olerla... Que sólo podría soñar con su carita. Y que no iba a dejar de llevarla en su corazón ni de amarla nunca. Nunca...
***A mi hija mayor,
a quien encontraron en un camino
en dirección al edificio de una compañía de telefonía china,
en dirección al edificio de una compañía de telefonía china,
vestida con un conjunto de algodón amarillo
(símbolo de buena suerte, según me dijeron)
cuando apenas tendría mes y medio,
según el cálculo de la curación de su ombligo.
Eso es lo que ponía en su "finding ad",
que es un anuncio que publicaron en el periódico
para que, si alguien la reconocía,
tuviera la oportunidad de reclamarla.
tuviera la oportunidad de reclamarla.
"Nadie lo hizo, hija, y yo me convertí en tu mamá
el día en que nos encontramos y me adoptaste
tocándome la cara con tu manita.
Se me rompe el alma cada vez que me preguntas
por tu mamá de tripa. Es imposible que la encontremos,
ni que conozcamos los motivos por los que lo hizo.
Pero seguro que te recuerda,
y que te echa de menos,
y que te quiere mucho".
***A su mamá biológica:
GRACIAS!!!
Lo haré lo mejor que pueda,
como vengo haciéndolo hasta ahora,
y la querré siempre. No lo dudes.
Es muy guapa, muy lista y muy buena.
Estarías orgullosa de ella. Seguro.
╚> Enlace directo: http://www.youtube.com/watch?v=e7ethcaCEG4
***Más historias cargadas de emociones en casa de Alfredo:
(CLICK)
Mirad qué imagen más chuli
ha tuneado para mi juevero
el convocante de esta semana:
GRACIAS, Alfredo!!!
:)
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_________ Jueves de Relato_________ ༺ ....................RECETAS.................. ༻
Él olvidó paulatinamente los besos, los abrazos, las caricias, el afecto, las atenciones... Ella olvidó repentinamente ir a la farmacia a comprar la adrenalina y decirle que a la receta del postre que estaban tomando le había agregado cacahuetes.
*** Más recetas en casa de Casss:
(CLICK)
PATRICIA ESTEBAN ERLÉS - «Efecto mariposa»
Él me ponía los cuernos. A mí me crecieron un palmo las pestañas. Él me ponía los cuernos. De la noche a la mañana me fue concedido un buen par de tetas, con sendos pezones de almendra. Él me ponía los cuernos. Las piernas se me broncearon solas. Aquella zorra lo abandonó y entonces él volvió a pedirme perdón con un horrible ramo de flores en la mano. Asentí comprensiva, me fui al dormitorio y empecé a hacer la maleta.
PATRICIA ESTEBAN ERLÉS, «Efecto mariposa», Casa de muñecas (ilustrado por Sara Morante), ed. Páginas de Espuma, Madrid, 2012.
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I'm so excited
***Escena de la película de Pedro Almodóvar, Los amantes pasajeros (2013).
***THE POINTER SISTERS:
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CHARO, del blog "¿Quieres que te cuente?" - «Lo que mejor sé hacer»
Estimados lectores de La Petite Mort...,
De nuevo este blog se complace en acoger y presentar una de vuestras deliciosas "invasiones". Sabed todos aquellos que os hayáis incorporado recientemente y que lo desconozcáis que, si os apetece mostrar aquí vuestros escritos más sensuales o sexuales, estáis invitados a hacerlo. ¿Cómo? Pues muy sencillo. Enviándomelos a la dirección de correo electrónico que aparece en mi perfil.
¡GRACIAS por vuestra generosidad! :)
AUTOR: CHARO.
BLOG: "¿Quieres que te cuente?" (CLICK)
TÍTULO: Lo mejor que sé hacer.
El día se presentaba como otros tantos de mi vida, rutinario y anodino: sola en casa limpiando, haciendo la compra y esperando la noche para que Luis llegara a casa, cenáramos y él se fuera a la cama alegando un cansancio lógico pero cada vez más recurrente. Cada vez hacíamos menos el amor y, cuando lo hacíamos, era algo también rutinario, sin pasión, como algo que hay que hacer cada cierto tiempo.
Sin embargo, para bien o para mal esta vez iba a ser muy diferente.
Al dejar el carrito de la compra junto con los demás después de cargar las bolsas en el coche, encontré un bolso justo en el de delante. Debería haberlo entregado en información, en cambio, lo cogí y me lo llevé. La sensación de estar haciendo algo poco correcto pululaba por mi mente, aunque conseguí olvidarlo pronto. Pensaba devolverlo, pero antes quería curiosear un poco.
El bolso en sí no era nada especial: ninguna marca conocida, color marrón, tamaño medio y piel desgastada por el uso. Fui sacando su contenido y revisándolo. No había teléfono móvil, ni llaves. En la cartera, todo tipo de tarjetas y treinta euros. Según su D.N.I. no vivía muy lejos de mi casa. Un paquete de Nobel, un encendedor, un pintalabios y una bolsita de terciopelo negro con una especie de platillo volante de color rosa dentro. Del tamaño de una pelota de tenis ligeramente aplastada, la parte de arriba terminaba en una punta redondeada. En la parte de abajo tenía un botón de encendido con tres posiciones. Lo accioné y comenzó a vibrar. Será un juguete de niño, pensé.
Por la tarde me acerqué a la dirección que constaba en el D.N.I., toqué el timbre y una chica de unos treinta años con una bata blanca me abrió la puerta. Sin darme tiempo a decir nada, su cara se iluminó con una sonrisa.
—¡Has encontrado mi bolso! —exclamó—. ¡Muchas gracias! Pensé que no volvería a verlo. Pasa, por favor. Estoy terminando con un cliente pero si te esperas un poquito te invito a un café.
No tenía nada mejor que hacer así que acepté. La sala de espera era muy acogedora, pequeña pero bien decorada. Un aroma a canela y naranja se desprendía de un quemador en una mesita. La luz, tamizada por unos estores negros, y la música india invitaban a la relajación. En la pared algunos diplomas de reflexología, reiki, kinesiología, masaje tailandés y masaje tántrico. Me senté en el sofá, cerré los ojos y me dejé llevar por la música.
Creo que estaba dormida cuando ella entró con una bandeja.
—Espero que te guste el té —dijo—. Se me ha terminado el café.
Cuando se inclinó hacia mí para servirme, no pude evitar que mi mirada se dirigiera hacia su escote. No llevaba sujetador. Tiene unas tetas preciosas, pensé comparándolas con las mías. Ella era muy guapa. Llevaba su largo y negro pelo recogido en una coleta alta. Sus ojos eran grandes y oscuros, y tenía los labios más sensuales que había visto jamás. Según me contó, era española aunque sus padres procedían de India.
Comenzamos a hablar de cosas triviales. La chica era muy divertida y la verdad es que yo me encontraba muy a gusto. Después del té nos tomamos unos chupitos de arándanos que ella misma preparaba. Un poco achispada por el alcohol, le pregunté por lo que había en la bolsita de terciopelo negro.
—Es un masajeador muy especial —me dijo—. Si quieres te enseño cómo funciona, pero primero déjame que te dé un masaje tántrico que es lo que mejor sé hacer.
Pasamos a otra habitación con un futón en el suelo, cojines de raso alrededor e iluminado por velas de todos los colores y tamaños. Otra vez escuchaba esa vocecita en mi cabeza que me advertía que lo que hacía no estaba bien, aunque conseguí de nuevo apartarla de mi mente. Me sentía bien.
—Desnúdate y túmbate en el suelo.
—¿Del todo? —pregunté un poco turbada.
—Es lo mejor. De ese modo ambas estaremos más cómodas.
No quería parecer mojigata, así que me quité el tanga y el sujetador y me tumbé. Cuando lo hice, algo duro se me clavó en el muslo. ¡Qué gracia! Era un móvil igualito que el de Luis, con una funda idéntica a la que yo le había regalado.
—¡Ah! —exclamó restándole importancia— Seguramente se le cayó al cliente anterior. Ya volverá a buscarlo mañana.
Yo estaba un poco nerviosa. El hecho de estar totalmente desnuda delante de una desconocida me violentaba un poco, pero a la vez notaba cierta excitación. Hacía mucho tiempo que no tenía sexo y empezaba a necesitarlo. Sentí cómo se arrodillaba a mi lado y me separaba un poco las piernas. Un ligero cosquilleo recorrió todo mi cuerpo.
—Así está mejor. Necesito poder llegar a todos tus rincones.
El tono de su voz había cambiado. Era más suave y sensual. Cerré los ojos y me dejé llevar. Oí cómo frotaba sus manos con el aceite de romero. El olor llegó hasta mi nariz. Comenzó a masajear mi espalda muy lentamente. Sus manos resbalaban sobre mi piel haciendo círculos, subiendo y bajando, despacio, suave. Subía hasta mi nuca y bajaba recorriendo mi columna como una serpiente. Cuando llegó hasta la curvatura de mis nalgas, sentí un increíble escalofrío en mi sexo. ¡Un poco más abajo!, gritaba para mis adentros presa de un deseo incontrolable. Sin embargo, ella volvía a llevar sus manos en sentido opuesto dejándome con las ganas y las metía después por los costados rozando levemente mis pechos. Yo quería darme la vuelta deseando que amasara mis senos brillantes por el aceite y con los pezones duros. Sin avisar, deslizó sus dedos por mi columna vertebral y los introdujo entre mis nalgas; bajaba por los muslos y volvía a subir tocando ligeramente mi sexo. Así estuvo un buen rato. Mi excitación iba en aumento. Estoy muy mojada, pensé. Se dará cuenta. Sin embargo, eso no me importaba demasiado y menos aún después de que ella se despojara de la bata y comenzara a restregar su cuerpo desnudo sobre mi piel. En un momento sentí sus pechos en mi espalda, en mis muslos, en mis nalgas...
—Date la vuelta —me dijo al oído— y te enseñaré el juguetito.
Cogió el ovni rosa con una mano mientras que con los dedos de la otra comprobaba mi grado de excitación. Instintivamente abrí un poco más las piernas. Una parte de mí se resistía a continuar pero la vuelta atrás era ya imposible. Encendió el juguete y lo colocó sobre mi clítoris moviéndolo arriba y abajo, primero despacio y luego más deprisa. No tardé mucho en sentir que me iba. Ella, al darse cuenta, hundió su lengua en mi boca para sofocar así el grito de placer que emití a continuación.
Cuando vi la hora pensé que Luis ya habría llegado a casa. Cogí mi móvil y marqué su número para avisarle de que llegaría más tarde.
El timbre clásico de un teléfono comenzó a sonar al lado del futón.
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Comenzamos a hablar de cosas triviales. La chica era muy divertida y la verdad es que yo me encontraba muy a gusto. Después del té nos tomamos unos chupitos de arándanos que ella misma preparaba. Un poco achispada por el alcohol, le pregunté por lo que había en la bolsita de terciopelo negro.
—Es un masajeador muy especial —me dijo—. Si quieres te enseño cómo funciona, pero primero déjame que te dé un masaje tántrico que es lo que mejor sé hacer.
Pasamos a otra habitación con un futón en el suelo, cojines de raso alrededor e iluminado por velas de todos los colores y tamaños. Otra vez escuchaba esa vocecita en mi cabeza que me advertía que lo que hacía no estaba bien, aunque conseguí de nuevo apartarla de mi mente. Me sentía bien.
—Desnúdate y túmbate en el suelo.
—¿Del todo? —pregunté un poco turbada.
—Es lo mejor. De ese modo ambas estaremos más cómodas.
No quería parecer mojigata, así que me quité el tanga y el sujetador y me tumbé. Cuando lo hice, algo duro se me clavó en el muslo. ¡Qué gracia! Era un móvil igualito que el de Luis, con una funda idéntica a la que yo le había regalado.
—¡Ah! —exclamó restándole importancia— Seguramente se le cayó al cliente anterior. Ya volverá a buscarlo mañana.
Yo estaba un poco nerviosa. El hecho de estar totalmente desnuda delante de una desconocida me violentaba un poco, pero a la vez notaba cierta excitación. Hacía mucho tiempo que no tenía sexo y empezaba a necesitarlo. Sentí cómo se arrodillaba a mi lado y me separaba un poco las piernas. Un ligero cosquilleo recorrió todo mi cuerpo.
—Así está mejor. Necesito poder llegar a todos tus rincones.
El tono de su voz había cambiado. Era más suave y sensual. Cerré los ojos y me dejé llevar. Oí cómo frotaba sus manos con el aceite de romero. El olor llegó hasta mi nariz. Comenzó a masajear mi espalda muy lentamente. Sus manos resbalaban sobre mi piel haciendo círculos, subiendo y bajando, despacio, suave. Subía hasta mi nuca y bajaba recorriendo mi columna como una serpiente. Cuando llegó hasta la curvatura de mis nalgas, sentí un increíble escalofrío en mi sexo. ¡Un poco más abajo!, gritaba para mis adentros presa de un deseo incontrolable. Sin embargo, ella volvía a llevar sus manos en sentido opuesto dejándome con las ganas y las metía después por los costados rozando levemente mis pechos. Yo quería darme la vuelta deseando que amasara mis senos brillantes por el aceite y con los pezones duros. Sin avisar, deslizó sus dedos por mi columna vertebral y los introdujo entre mis nalgas; bajaba por los muslos y volvía a subir tocando ligeramente mi sexo. Así estuvo un buen rato. Mi excitación iba en aumento. Estoy muy mojada, pensé. Se dará cuenta. Sin embargo, eso no me importaba demasiado y menos aún después de que ella se despojara de la bata y comenzara a restregar su cuerpo desnudo sobre mi piel. En un momento sentí sus pechos en mi espalda, en mis muslos, en mis nalgas...
—Date la vuelta —me dijo al oído— y te enseñaré el juguetito.
Cogió el ovni rosa con una mano mientras que con los dedos de la otra comprobaba mi grado de excitación. Instintivamente abrí un poco más las piernas. Una parte de mí se resistía a continuar pero la vuelta atrás era ya imposible. Encendió el juguete y lo colocó sobre mi clítoris moviéndolo arriba y abajo, primero despacio y luego más deprisa. No tardé mucho en sentir que me iba. Ella, al darse cuenta, hundió su lengua en mi boca para sofocar así el grito de placer que emití a continuación.
Cuando vi la hora pensé que Luis ya habría llegado a casa. Cogí mi móvil y marqué su número para avisarle de que llegaría más tarde.
El timbre clásico de un teléfono comenzó a sonar al lado del futón.
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LUNES: Las bicicletas son para el verano
***La compiblogger-juevera Natàlia del blog "Imaginar" (CLICK) propone desde hace tiempo darle un toque animoso a la semana desde el primero de los días. Y yo, que me apunto a un bombardeo y tan pronto publico un relato juevero un martes que una propuesta lunera cuando sea, recupero hoy para vosotr@s un vídeo que ya puse por aquí hace año y medio y que censuran y/o eliminan cada dos por tres. Así que vedlo rapidito, no sea que os quedéis con las ganas... ^_^
Las bicicletas son para cualquier estación y momento!!!
xD
Las bicicletas son para cualquier estación y momento!!!
xD
➨ Las escenas pertenecen a la película alemana Mädchen Mädchen! - en inglés, Girls on Top, (2001).
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_________ Jueves de Relato_________ ► ANUNCIO DE CONTACTO......✆
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"Caballero de 50 años, divorciado, educado, atractivo,
con buena posición ecónomica y social,
desea contactar con señora o señorita
entre 30-48 años, sin cargas familiares,
con amplio nivel cultural, buena presencia,
educada y que le guste la aventura
para realizar un viaje en yate alrededor del mundo."
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— Buenas tardes. Me gustaría saber si estoy hablando con la persona que ha puesto el anuncio en el periódico.
— Así es. Dígame... ¿Se ajusta a las condiciones exigidas?— Emssss... Más o menos.
— ¡Estupendo! ¿Cuándo podríamos quedar para conocernos en persona?
— ¡Ah, no! No voy a acudir a ninguna cita con usted, ni tengo interés en conocerle.
— Entonces, ¿por qué me ha telefoneado?— Tenía curiosidad.
— No comprendo.
— Verá... —la Dra. LaMort dio una calada a su cigarro antes de continuar—. Me preguntaba si tiene tantos defectos como para no haber encontrado aún y sin necesidad de anunciarse el acompañamiento que solicita vendiéndose tan bien como se vende, si es tan tacaño como para no querer contratar por un tiempo los servicios de una señorita de compañía de alto standing que le haga las veces de follamiga eventual, o si, por el contrario, su disfunción erectil es tan grave como para no necesitar sexo sino más bien los cuidados de una chacha digna de exhibir en cada puerto y que, además, le dé palique gafapasta para que le sea más confortable y ameno el crucero...
*** Más respuestas a ese anuncio en casa de Encarni:
(CLICK)
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HARUKI MURAKAMI - Tokio blues
Aquella noche me acosté con Naoko. No sé si fue lo correcto. Ni siquiera hoy, veinte años después, podría decirlo. Tal vez jamás lo sepa. Pero entonces era lo único que podía hacer. Ella estaba en un terrible estado de nerviosismo y confusión; deseaba que yo la tranquilizase. Apagué la luz de la habitación, la desnudé despacio, con ternura; luego me quité la ropa. La abracé. Aquella noche de lluvia tibia no sentimos el frío. En la oscuridad exploramos nuestros cuerpos sin palabras. La besé, envolví con suavidad sus senos con mis manos. Naoko asió mi pene erecto. Su vagina, húmeda y cálida, me esperaba. Sin embargo, cuando la penetré sintió mucho dolor. Le pregunté si era la primera vez y ella asintió. Me quedé desconcertado. Creía que ella y Kizuki se acostaban. Introduje el pene hasta lo más hondo, lo dejé inmóvil y la abracé durante mucho tiempo. Cuando vi que se tranquilizaba, empecé a moverlo despacio y, mucho después, eyaculé. Al rato, Naoko me abrazó muy fuerte y gritó. Era el orgasmo más triste que había oído nunca.
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Blurred Lines
***La canción de la polémica.
VERSIÓN DESTAPE:
VERSIÓN CON ROPA y CON SUBTÍTULOS:
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