A quien, no obstante, tan deliciosos placeres debo
Andréa de Nerciat
Y esa tan transparente neblina que su lengua
extendió sobre mí… labor concupiscente,
minuciosa e inútil, pues el bello prosélito
¿me atreveré a decirlo? es que es tan impotente
como adorable es. Por ello, aún intacto
conservo el corazón de mi valiosa orquídea
(falsas futuras nupcias blancas) y, así, entre tanto,
mi precioso tormento, recibo tus bombones
y mis ingles remojo detrás de cada cita
con abluciones vanas. Pero, tonto muchacho,
no te avergüences si, de pronto, no se abulta tu pretina,
ni tu enarbolado furor puede,
impasible, horadarme la membrana
y arrancar de mi carne el clásico aspaviento.
Y no te desesperes si no soy despojada
aún de aquello que, sobrepasando el tiempo
que la edad aconseja y Cupido consiente,
fiel guardo en el ardiente túnel. Ya custodiada
mi pelvis por amor tan incauto cerrada
permanece, mi escudo, ¡sabrosa precaución!
Hundamos nuestras bocas en la fresca reseda
de nuestros célibes y ocultos sitios
y tú, tonto muchacho, si encuentras resistencia
en donde tu ternura esperaba verterse,
torpemente no insistas empeñado en robarme
unas gotitas rojas y un agudo gritito,
pues no soportarías placer tan cruento.
Ana Rosetti: Indicios vehementes. Madrid. Hiperión, 1985.
_____________________________
Recuerdas el anuncio de Pirelli, eso de "la potencia sin control no sirve de nada", pues en este caso me da que el lema sería el contrario y aumentado, "el control sin potencia todavía sirve de menos".
ResponderEliminarMuak
Muakkk
Muak k
k
k
k
k