Indiferencia
Frágil caparazón.
Y mi fragilidad se rompe
con la locura de tu mirada.
Atónita mi piel con tu presencia
llora fuego por las noches
soñándote.
Impotente, sedienta de ti,
como angustia
y la angustia me come.
¿No lo ves?
¡Ay, ojos esquivos!
Torturáis con hielo frío
el volcán de mi esqueleto
enamorado.
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bello esqueleto se adivina
ResponderEliminaren la prosa de sus manos bendecidas,
bella piel, bella vigilia.
Su discurso me encandila, querido OTTO. Es usted todo un Don Juan. Mi osamenta agradece sus gentiles palabras.
ResponderEliminarUn beso... y un suspiro.